Ella siempre había estado tan atenta con él, pero hasta este momento no se dio cuenta, cuando ya la perdió pensó que aún había algo que hacer, y ahora que lo ha aceptado no puede hacer más que mirar a aquél que le robó a la chica que ahora sueña entre lágrimas de desesperación por no pode poseerla. Ella siempre estaba allí para él, incluso cuando el muy idiota no se daba cuenta de lo que la chica hacía y se iba a perseguir a cierta pelirosa por cada una de las calles de Konoha vigilando que nadie se le acercase demasiado. Aún recuerda el día en que intentó volver a como era antes, aunque era de suponer que ella no esperaría para siempre, después de demasiado tiempo persiguiéndolo lo había dejado en paz y ahora él sentía que le faltaba algo, aquél día se decidió a pedirle que fuera su novia, pero cual fue su sorpresa al ver que ella lo rechazaba suavemente, sin querer herirle, pero decidida a no dejar que nada interfiriera entre su novio y ella. Demasiado tiempo ignorándola como para que funcionase, se dijo, pero creía que solo era cuestión de tiempo que ella se cansaría del Inuzuka y volvería a sus brazos con lágrimas de felicidad en los ojos y palabras de amor en los labios. No fue hasta el día en que ella, muy contenta, le fue a anunciar en su departamento que se casaba con aquél amante de los perros, y él lo más que podía hacer era rogarle que no se casara con otro, que se quedara con él, pero no lo hizo, la felicitó y le dijo que esperaba que fuera muy feliz con Kiba.
Y ahora ha llegado el día. Hinata se casa y Naruto no pueda hacer más que asistir a la boda, rezando por ellos, para que sean muy felices. La iglesia está llena, Kiba en el altar, y solo falta por llegar ella. La música empieza a sonar, y las puertas se abren, aparece la novia, vestida de blanco, está preciosa, a pasos pequeños se dirige allá donde la espera su amado y a partir de ese día, esposo, con su padre como guía. Ambos sonríen y en aquella sonrisa el rubio puede ver cuanto se aman, y lamenta no haberse dado cuenta antes de lo maravillosa que puede llegar a ser la heredera Hyuuga, pues ahora es tarde. Lágrimas empiezan a formarse en los ojos azules del chico, y sabe que en los de ella también estarán comenzando a brotar gotas, aunque al contrario de las amargas de él estas son de felicidad pura. El cura empieza a soltar el sermón, el público se emociona, e incluso los más fríos de la aldea acaban conmoviéndose cuando los novios recitan de memoria sus votos que, todos saben, durarán toda su vida, aunque el destino de un ninja sea morir joven, hasta este momento estarán juntos. Sakura, cogida de la mano de Sasuke, llora como una magdalena cuando la pareja en el altar suelta el sí quiero. Se besan y el público estalla en aplausos, se cogen de la mano y, poco a poco, se dirigen hacia la puerta de la iglesia, con la felicidad pintada en la cara. El rubio no puede más que lamentarse cuando pasan por delante suyo y ella lo busca con la mirada y le sonríe, como si le diera las gracias por haberla ignorado durante tanto tiempo, él le devuelve la sonrisa, tristemente pero si dudas de que el marido de la mujer que ama es mucho mejor persona que él, que la hará más feliz de lo que podría haber sido junto al pobre y atolondrado ninja con sueños de grandeza que él era.
Pensando esto y con la certeza de que no aguantará mucho más todo esto voltea y sale de la iglesia junto con toda la gente, desviándose una vez fuera hacia su apartamento. No va a asistir al convite, no va a seguir viendo como lo que ahora más ama y una vez perdió por ciego le es arrebatado delante de sus propias narices. Aunque, se repite, no se lo arrebataron y nunca lo harán, porque no te pueden quitar algo que nunca tuviste.
Que maco Maii-sensei !!
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